El regreso de Emaús

El regreso de Emaús

13,00 

EL LIBRO RECORRE LOS PASOS DE LOS DOS DISCÍPULOS DE EMAÚS QUE ACOMPAÑARON A JESÚS EN LA TARDE DE LA RESURRECCIÓN, Y RECUERDA AL LECTOR QUE JESÚS SIEMPRE SALE AL ENCUENTRO DE CADA UNO.

Toda la vida cristiana gira en torno al encuentro con una persona: Jesucristo. Y es a la luz de ese encuentro personalísimo como llegamos a conocernos a nosotros mismos, y a darle a nuestra vida un sentido pleno.

El encuentro de Jesús con los dos discípulos de Emaús en la tarde de la resurrección nos brinda un modelo magnífico. El autor desmenuza el pasaje evangélico, ayudando al lector a seguir los pasos de esos dos discípulos: como les sucedió a ellos, también en nuestro caso la tristeza puede convertirse en gozo, y la pasividad en un imparable impulso apostólico, pues Jesús sale al encuentro de cada uno, siempre, y a menudo de un modo inesperado.

PÁGINAS:168
ANCHO:12,5 cm
ALTO:19 cm

Categoría:
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El regreso de Emaús.

Descubre la sorprendente historia de “El Regreso de Emaús” de la editorial Patmos. Escrito por el sacerdote Jesús Higueras, renombrado autor, este libro cautivador explora la vida de dos discípulos que se encontraron con Jesús después de su resurrección. A través de una narrativa fascinante y detallada, el libro te transporta a los lugares donde ocurrieron los hechos y te hace sentir como si estuvieras presente.

Si buscas un libro inspirador y revelador sobre la fe cristiana, “El Regreso de Emaús” es la elección perfecta.

 

El primer día de la semana, de madrugada, las mujeres fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. 2Encontraron corrida la piedra del sepulcro. 3Y, entrando, no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. 4Mientras estaban desconcertadas por esto, se les presentaron dos hombres con vestidos refulgentes. 5Ellas quedaron despavoridas y con las caras mirando al suelo y ellos les dijeron: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? 6No está aquí. Ha resucitado. Recordad cómo os habló estando todavía en Galilea, 7cuando dijo que el Hijo del hombre tiene que ser entregado en manos de hombres pecadores, ser crucificado y al tercer día resucitar». 8Y recordaron sus palabras. 9Habiendo vuelto del sepulcro, anunciaron todo esto a los Once y a todos los demás. 10Eran María la Magdalena, Juana y María, la de Santiago. También las demás, que estaban con ellas, contaban esto mismo a los apóstoles. 11Ellos lo tomaron por un delirio y no las creyeron. 12Pedro, sin embargo, se levantó y fue corriendo al sepulcro. Asomándose, ve solo los lienzos. Y se volvió a su casa, admirándose de lo sucedido. 13Aquel mismo día, dos de ellos iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos sesenta estadios; 14iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. 15Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. 16Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. 17Él les dijo: «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?». Ellos se detuvieron con aire entristecido. 18Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió: «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?». 19Él les dijo: «¿Qué?». Ellos le contestaron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; 20cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. 21Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió. 22Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana al sepulcro, 23y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. 24Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron». 25Entonces él les dijo: «¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! 26¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?». 27Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras. 28Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando; 29pero ellos lo apremiaron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída». Y entró para quedarse con ellos. 30Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. 31A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista. 32Y se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?». 33Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, 34que estaban diciendo: «Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón». 35Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. (Lc 24)

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