Ready, steady, God!
Cuando salgo a correr no suelo pensar en nada en concreto. Además de aprovechar para rezar un poco como ya os conté, intento dejar mi mente en blanco, como si hiciera un “reset” de mi disco duro. Pero a partir de mañana, cada vez que me ponga las zapatillas… me acordaré de López Lomong.
“Correr para vivir”, es un maravilloso canto a la esperanza. Va mucho más allá de cualquier historia de África, más allá de los dramas de las terribles guerras fratricidas de este continente. Su protagonista nos cuenta cómo consiguió llegar a lo más alto del atletismo partiendo de la nada, partiendo de una vida rota al ser secuestrado por soldados sudaneses con tan solo 6 años.
Rubén Darío decía que si te empeñas en soñar, te empeñas en aventar la llama de tu vida. Y así fue, López Lomong no dejó de soñar ni de tener fe en ningún momento de su aciaga infancia. La vida de Lomong da testimonio de cómo en las dificultades, en lo más oscuro y terrible, el Señor saca luz para abrazarnos y decirnos: tranquilo, estoy aquí.
En el campo de refugiados Lomong quiso recibir el bautismo: “No es fácil describir la transformación que experimenté en aquel momento. San Pablo dice 2 Corintios 5, 17 “Si alguno está en Cristo, es una nueva criatura, lo viejo pasó, ya ha llegado lo nuevo.” “Este versículo se hizo realidad en mí aquella noche: yo era un chico nuevo con un nuevo nombre, Joseph. Este soy yo, seguidor de Jesús, fiel y laborioso. Ya no soy un niño perdido. Soy un hombre nuevo”.
Lopez Lomong nació en 1985, en Kimotong, un pequeño pueblo del sur de Sudán. Consiguió escapar de sus raptores y corrió durante tres días hasta que cruzó a Kenia. Después de ser separado de su familia vivió durante 10 años en un campo de refugiados dirigido por misioneros católicos. Allí se le presentó la oportunidad de su vida, llegando a ser adoptado por una familia de Estados Unidos. Ese fue el comienzo de una larga carrera que le llevó a ser abanderdo por EEUU en los juegos olímpicos de Beijing 2008.
Actualmente “Lopepe”, así le llama su madre, dirige una fundación para ayudar a niños que como él han nacido en lugares donde no hay electricidad ni agua corriente, donde los pequeños son raptados por guerrillas para convertirlos en soldados, en niños perdidos. Como dice Lopepe: “Yo soy la voz de las personas que nunca contaron su historia “, “Tengo que contar sus historias. “
Este libro es una lección para todos, pero en especial creo que puede ser estupendo para que lo lean nuestros hijos. Leyéndolo podrán darse cuenta de lo que es el esfuerzo, la tenacidad, el empeño por conseguir algo. Podrán apreciar lo que tienen y tan poco valoran.
Su testimonio: https://www.loquedeverdadimporta.org/ponente/lopez-lomong/